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viernes, enero 23, 2009

Todos los días veo a través de la TV una diversidad de programas, de todo, no puedo decir que dejo un canal; el control remoto esta desgastado de tanto que oprimo el botón de cambio de canal. Por supuesto que hay programas buenos y malos, según mi humilde opinión; no es que sea uno el gran crítico de la materia pero cualquier persona con sentido común y buen gusto se puede dar cuenta de las características de la producción.

Por supuesto que las cadenas extranjera, principalmente norteamericanas, han hecho de la programación un mezcla ecléctica sin precedente van desde lo infantil a lo pornográfico, de la investigación al escándalo sensacionalista, de lo deportes a los vicios y de los austero a lo excéntrico; pero veamos la TV mexicana, desde mi perspectiva la podemos dividir en tres grupos: telenovelas, futbol y el resto.


En efecto, somos una potencia en la producción de dramas televisivos que comúnmente llamamos telenovelas; en México se ha creado una industria que gira en torno a este género al grado tal que hay algunas que se han vuelto objeto de culto; y han creado personajes tal malévolos como Catalina Creel (María Rubio) en “Cuna de Lobos” ó personajes tan dulces como Cristina (Graciela Mauri) en “Mundo de Juguete”. Es un tema demasiado extenso para tocarse así de ligero por lo pasemos al siguiente grupo.


Es increíble pero cierto, no puede haber un sábado o un domingo sin futbol en la TV, principalmente los de los equipos nacionales pero también los de equipos donde juegan compatriotas, el Barcelona con Rafa Márquez o el futbol inglés con el quintanarroense Carlos Vela; otro objeto de culto es el futbol, pero no solo los partidos, los programas deportivos que analizan, revisan y cuestionan el deporte del balompié, por lo que también hay grandes comentaristas que sazón el deporte que mas se practica en la tierra azteca, es por eso que lo nombro como el segundo grupo.


Y el resto de la programación da tumbos para todos lados; las copias de los “reality shows” extranjeros (“refritos y mal hechos”), los programas de espectáculos, algo de televisión con contenido cultural a través de los esfuerzos del canal 11, 22, TV UNAM; y para cerrar con broche de oro: los noticieros manipulados por los intereses económicos de los que gobiernan nuestro país.


Todo esto me lleva a una pregunta: ¿tenemos la televisión que nos merecemos?

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