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martes, febrero 26, 2008

Pan y circo al pueblo dice un viejo refrán, que será muy viejo pero sigue vigente en nuestros días.

En el lugar donde vivo habrá elecciones próximamente y no les será difícil imaginarse el cuadro. Cualquier poste, árbol o tubo es suficiente para colgar un cartel de los candidatos, las bardas con vista a la calle son pintadas con las múltiples leyendas de los aspirantes. En cualquier esquina los “voluntarios” entregan panfletos a los transeúntes y a los conductores de los vehículos que esperan el cambio de la luz del semáforo.

En la televisión los noticieros locales no paran de transmitir entre sus bloques los spot (comerciales) “mal hechos” de los candidatos seguidos uno de otro; primero el del aspirante a alcalde, seguido de los contendientes a diputado por un distrito y para cerrar con broche de oro, otro más del postulante del distrito contiguo. En el siguiente espacio publicitario se repite la historia pero ahora con diferente partido político. Si ya en el noticiero comentaron sus actividades, ¿Por qué tienen que llenarnos la cabeza con sus promesas? Si difícilmente las vamos a creer después de ver lo que llamaron “debate”, una mediocre reunión donde no se contestaron las preguntas de la gente a la que aspiran a gobernar. Un pseudo debate donde solo comentaron a “medios chiles” sus proyectos de campaña, no se dieron la oportunidad de escuchar a los gobernados y por supuesto que no permitieron en ningún momento que se diera un intercambio de ideas para un mejor gobierno a través de un moderador neutral que le permita a la ciudadanía verdaderamente conocer la forma de pensar de los aspirantes.

Entonces escucho los comentarios acerca de la cantidad de dinero que se gastan en este circo de campaña política, las criticas de algunos participantes de los medios que cuestionan acerca del gasto que representa mantener al candidato en la contienda, pues no hace falta ser un genio matemático para darse cuenta que cada spot de radio que escuchamos cuesta como mínimo 500 pesos y no hablemos de los de TV que son de aproximadamente 2 mil pesos por emisión. Es decir solamente en una estación de radio diariamente se gasta unos 10 mil pesos, que multiplicado por las 6 radiodifusoras nos da como resultado una vaga idea de cuanto gasta en su campaña (y falta sumar la apariciones en TV).

Es decir, sumemos los panfletos, los pendones, las mantas, las playeras, las calcomanías, los bolígrafos, etc., etc., etc.; ya estamos descubriendo que los “topes” de campaña no existen y si alguien piensa lo contrario, tendría que ver el espectáculo de cierre de campaña, que se compones de todo lo anterior junto con la presentación de un artista o grupo musical reconocido que no regala su espectáculo. Grupos de música de moda, presentadores de cadenas televisivas y artistas locales forman parte de los festejos de cierre de campaña, que se realizan en estacionamientos de plazas comerciales o explanadas, donde se ve más derroche de dinero.

Pan y circo al pueblo, es lo que nos dan los modernos políticos del cambio; si, esos que han militado en un partido y en cualquier momento cambian de bando, y no una sino hasta 3 veces, dependiendo de cómo mejoren sus intere$e$. Esos que luego se preguntan: ¿Por qué no acudió la ciudadanía a las urnas a ejercer se voto?; ¿Por qué solo votaron los ciudadanos que recibieron algo a cambio (dinero, despensas, etc.)?

Yo si voté… por la propuesta menos mala, por que como les dije a unos amigos haciendo una analogía (un poco rara) que creo no fue muy buena: “tienes que escoger una camisa” –¿pero si ninguna me gusta y todas están espantosas?- “ponte la menos fea, por que tienes que escoger una, aunque esté espantosa”

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