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jueves, mayo 25, 2006


Hay un bar conocido como “El Club” donde los jueves reina el ambiente de gente madura acompañada por la música adecuada para los que no disfrutamos el “pop” comercial, ahí nos reunimos sin pensar en el viernes. Por lo general coincides con un grupo de buenos amigos y aprovechas para saludar a los que hace tanto no vez. Las horas transcurren al calor de las cervezas y las bebidas modernas como “Cosmopolitan” y “Morados” mientras un par de bandas interpretan éxitos ochentenos y noventeros que se mezclan con la selección de videos del DJ. Misteriosamente no te das cuenta de cómo avanza el tiempo y de pronto ya son las 3.00 o las 4.00 AM; y empiezas a preguntarte… ¿a que hora tengo que levantarme mañana (mejor dicho al rato) al trabajo? Es hora de la retirada o la graciosa huida, haces cálculos matemáticos, que no son muy atinados consecuencia del cansancio y el alcohol, para dejar tu parte proporcional de la cuenta y sales de la densa nube de humo de los cigarrillos mientras te despides de un sin numero de desconocidos en busca de tu vehiculo. Tomas todas la precauciones antes de darle marcha: cinturón, espejos, música y vamos de regreso a casa, un via cuxis por evitar a la policía que busca infraccionar (o extorsionar) a los amantes de la vida nocturna que evitan utilizar un taxi. Llegas a casa (y en ocasiones no sabes ni como), en el camino a tu lecho quedan los zapatos que ya te mataban, la camisa que apesta a puro, cigarrillo, similares y conexos, manchada por la bebida de algún impertinente de la mesa contigua que bailaba con trago en mano. Llegas a tu cama y verificas que la leyes de Newton se cumplan, con el último esfuerzo antes de caer en brazos de Morfeo verificas que el despertador este programado para levantarte y mientras tratas de calcular cuantas horas vas a dormir tus ojos se cierran, no sueñas. De pronto inicia el sonido molesto de la radio que dice la frase que más odias en el mundo: “son las seis en punto y la temperatura ambiente es de…”; te das cuenta que si no te incorporas en ese momento y te diriges a la regadera (que te espera sin agua caliente por que no pagaste la cuenta del gas); tu día será un desastre caótico irreversible, tu cabeza resiente los brindis de la noche anterior y al verte al espejo solo puedes ver la cara de alguien que no se parece a ti… entonces mencionas la frase celebre…

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